domingo, 2 de septiembre de 2018

PARA AYUDAR A LOS OFICIALES Y SOCIOS DEL PRAESIDIUM




DINÁMICA  DE  GRUPOS  JUVENILES

En: “JUVENILES” 3ª edición, Editorial Verbo Divino (1983). www.legiondemaria.org

EL TRABAJO EN EQUIPO está de moda, pero, sin preparación, no todo el mundo sirve para él. Hay que aprender a vivir juntos.
La "DINÁMICA DE GRUPOS" es un conjunto de técnicas para aumentar la eficacia de ese trabajo en equipo. Los hombres se agrupan porque son limitados y se complementan unos a otros. Los jóvenes, además, porque han tomado conciencia de sus posibilidades y quieren que se les escuche; QUIEREN PARTICIPAR.

Para los juveniles, el asociarse tiene muchas ventajas:
* Es una forma inmejorable de prepararse a una participación en la vida social como adulto.
* Por la ocupación de los tiempos libres, se puede conseguir una buena educación para el ocio.
* Descubre cualidades y aptitudes todavía desconocidas.
* Inculca el sentido de responsabilidad.
* Ejercita en el mando y la obediencia.

La Legión de María es una "COMUNIDAD DE ELECCIÓN" (se entra en ella voluntariamente). Destacamos algunas características de sus miembros:

DIRIGENTES

En todo grupo debe haber un dirigente o un grupo de dirigentes (en la Legión, como es sabido, hay cinco oficiales. Cuanto digamos aquí del dirigente debe aplicarse al equipo de los 5 oficiales).
Según actúe el dirigente, dará origen a alguna de las tres posibles atmósferas que se dan en los grupos. Analiza cómo eres tú:

DIRIGENTE
ABSORVENTE
DIRIGENTE
BONACHÓN
DIRIGENTE
DEMÓCRATA
El dirigente impone ideas preconcebidas y monopoliza todo el tiempo. Cree saberlo todo y todo lo hace por sí mismo. Es un vigilante de los demás.
El dirigente se muestra pasivo; no propone sugerencias ni hace resúmenes.

El dirigente trata de que participen todos y acepta las decisiones del grupo. Reparte responsabilidades. Es un compañero más de trabajo.
El grupo no expresa sus propias ideas y se muestra parco en participación e interés. No se reconoce la iniciativa de ningún miembro.
Cada miembro se preocupa sólo de lo suyo, y, los puntos de vista de la minoría no se tienen en cuenta, aunque tengan interés. El grupo se manifiesta despreocupado y agresivo.
El grupo se muestra activo y trabaja en busca de soluciones. Se respetan todos los puntos de vista y los miembros saben que son útiles.
Productividad:
16-20%.
Productividad:
33-50%.
Productividad:
46-55%.
(Entendemos por productividad el cociente entre el tiempo invertido en el trabajo constructivo y el tiempo total de la reunión).

Así, pues,
el dirigente ideal es del tipo democrático.
Sus funciones son:

- Compartir con sus compañeros las responsabilidades, dando a todos y cada uno de ellos una determinada misión para que participen en la dirección y desarrollo del grupo.
- Compartir también la información. Todos los colaboradores deben ser informados de cuando en cuando sobre la marcha del trabajo y sus posibles resultados.
- Debe decidir en común los objetivos comunes procurando que las decisiones sean unánimes. Luego veremos cómo tienen que dirigirse las reuniones.
- Debe inspirar confianza en cada miembro y aceptar la crítica constructiva. El diálogo es necesario para la higiene mental de todo grupo.
- Debe ordenar como si aconsejara. Las órdenes que reciba de la superioridad (ya sea la Curia de la Legión o la Parroquia) debe saber transmitirlas acomodadas a la idiosincrasia del grupo.
- Debe crear entre los miembros cierta unión de tipo afectivo. Como se ve en la curva inferior, aumenta así mucho la efectividad. Para ello son utilísimas las convivencias, ya sean litúrgicas o simples encuentros amistosos.
- Debe formar sucesores y saber entregar la antorcha a tiempo. Tan importante es un buen final como un buen principio.
- Si, como ocurre en la Legión, existe un equipo de dirigentes (los 5 oficiales), éstos deben reunirse con frecuencia, para mostrar ante los demás un criterio uniforme. Se recomienda, al menos, una reunión mensual (pre-consejo, pre-praesidium)

MODO DE DIRIGIR UNA REUNIÓN
        Antes de comenzar la reunión comienza ya la labor del dirigente: su forma de estrechar la mano, de decir una palabra amable a cada uno, de invitar a unos y a otros a sentarse, contribuye a instalar cómodamente a los miembros.
Las mesas deben colocarse en círculo siempre que sea posible, dando así sensación de ser todos iguales. En las juntas de praesidium, donde hay pocos miembros, podrá hacerse casi siempre. La disposición "frente a frente", casi inevitable cuando el grupo es muy numeroso, no es deseable.
El local, a ser posible, debe estar decorado y amueblado por los mismos legionarios juveniles, según sus gustos.
Una vez que comienza la reunión, el dirigente debe ayudar a que el grupo elija, precise y resuelva por sí mismo los problemas. EL SER HUMANO ACEPTA SIEMPRE MEJOR LAS DECISIONES A LAS QUE LLEGA POR SÍ MISMO QUE LAS QUE PROVIENEN DE LA MENTE AJENA.

TÉCNICA: LAS PREGUNTAS

Se sugiere que la técnica que utilice el dirigente sea "las preguntas". Un buen dirigente hace cinco preguntas mientras interviene una sola vez de otra forma:

* Sus preguntas deben ser claras, asegurándose de que emplea las palabras con el mismo sentido que las tomarán los demás. Nunca debe usarse una palabra larga o rara allí donde sea posible utilizar una corta o sencilla.

* Deben promover la reflexión. Son mucho mejores para ello las preguntas del juego "Q. Q. D. C. C. P.", es decir, aquellas que comienzan por ¿qué?, ¿quién?, ¿dónde?, ¿cuándo?, ¿cómo?, ¿por qué? En cambio, las preguntas que empiezan directamente con un verbo se prestan a ser contestadas con simples monosílabos.

* La forma de la pregunta también tiene su importancia: "¿cuál es la causa de que haya tan pocos pretorianos?" es una pregunta general, que pone en aviso a todo el grupo. Mediante el simple hecho de añadir el nombre de uno de los miembros, la pregunta se vuelve directa y sirve para llamar al charlatán o al distraído: "por favor María Emperatriz, ¿por qué hay poca entrega?" Si se coloca el nombre al final, se centra menos la pregunta, reteniendo en primer lugar la atención de todo el grupo y obteniendo luego la opinión de alguien cuya objetividad, conocéis: "¿qué podría hacerse para remediarlo, por favor Juan Carlos que nos puedes decir?"

* Es necesario que el dirigente se familiarice con la lentitud del pensamiento del grupo. Las respuestas a sus preguntas no siempre serán rápidas. Si desea evitar la angustia que puede crearle un silencio prolongado, puede contar interiormente: uno..., dos..., tres..., hasta cuarenta no debe tener ningún temor, pero si pasa de 45 es que el grupo, por alguna razón, no es capaz de responder; ¿quizás porque fue mal formulada?; debe expresarse, entonces, de otra forma.

* El dirigente debe saber escuchar y resistir, pues, a la tentación de contestar siempre. Mucho más si la pregunta la hizo él mismo. No se debe responder a las propias preguntas a menos que, evidentemente, sea el único en poder hacerla. Escuchar en silencio permite analizar los hechos, al mismo tiempo. Puede parecer extraño que nos sea posible escuchar a los demás y seguir nuestros propios pensamientos. Pero nos lo parece mucho menos cuando consideramos que la emisión de palabra se hace a una velocidad media de 125 palabras por minuto, en tanto que podemos pensar a una cadencia infinitamente superior.

COMO TRATAR A LOS SOCIOS SEGÚN SU PERSONALIDAD:

El dirigente debe saber tratar a cada uno según su personalidad. Pondremos algunos ejemplos:
El eterno preguntón: Reenvía sus preguntas al grupo. No tomes partido.
El reclamante: Dile que trataremos a solas su problema, debido a la falta de tiempo. Permanezcan tranquilos.
El "sabelotodo": Deténganlo con preguntas difíciles y pídele la opinión al grupo para aumentar la confianza del mismo.
El mudo voluntario: Pide su opinión sobre algo que conozca bien e indícale, sin exagerar, el respeto que se merece.
El charlatán: Párale la cuerda, cuando se detenga para tomar aliento, con un "¿no nos alejamos un poco del tema?" Si no se da por aludido, mira el reloj ostensiblemente.
El tímido: Hazle preguntas fáciles. Aumenta su confianza en sí mismo, resaltando sus buenas intervenciones.
El distraído: Evita que distraiga a los demás, llamando su atención con una pregunta sencilla sobre la última idea tratada. Dirígete a él siempre por su nombre.
El altivo: No hieras su susceptibilidad. No lo critiques. Si se equivoca, usa la técnica dubitativa: "sí, pero..."



LOS CASOS DIFÍCILES

En ciertos grupos existen jóvenes que no llegan a integrarse, que manifiestan una conducta “asocial”. La reacción espontánea del grupo, para mantener la cohesión y evitar las tensiones, suele ser rechazarlos. Pero hay que pensar antes: si marcha a otro grupo, ¿no se producirá el mismo fenómeno, colocando a ese individuo al margen de la sociedad por incapacidad de integración en los grupos?
Siempre que el grupo sea "sensato" debe intentar ayudar a dicha persona a mejorarse y a hacerse apto para la vida de grupo. Todo el grupo debe ser responsable, consciente de su responsabilidad.
Otras veces, sin embargo, se tratará de personas realmente no asimilables, y el grupo debe renunciar a integrarlos en su seno.
A menudo, los caracteres más firmes y las inteligencias más despiertas se resisten a adaptarse a una disciplina colectiva con mayor empeño que los débiles y mediocres. Sin embargo, siempre que sea posible, tales personalidades son las que más interesa unir al grupo.

AUTO-EVALUACIÓN
La auto-evaluación es uno de los medios más eficaces de que dispone el grupo para estudiar sus progresos. Pueden usarse fichas anónimas donde se invite a los miembros a dar su parecer sobre determinadas cuestiones, o sesiones de autocrítica en las que cada participante haga una auténtica corrección fraterna de los demás con prudencia, cortesía, cariño y ternura. Jamas se utilice la corrección fraterna para "vomitarle" al hermano sus errores o limitaciones o aprovecharse para insultarlo y luego decirle que tenga "humildad" y "acepte la corrección". Estas sesiones exigen mayor confianza y dominio afectivo, pero son utilísimas para unir al grupo.

A MODO DE CONCLUSIÓN
En la Legión de María los intereses particulares deben subordinarse a los colectivos. Si la preocupación esencial de un legionario es hacerse valer o ser el autor de alguna intervención señalada, con esto ya demuestra que no ha comprendido en qué consiste el trabajo en común.

BIBLIOGRAFÍA
Jean-Marie Aubry e Yves Saint-Arnaud (1968). Dinámicas de grupos (Iniciación a su espíritu y a algunas de sus técnicas), 2ª ed., Euramérica, Madrid.
D. M. Hall (1967). Dinámica de la acción de grupo, 2ª ed., Herrero Hnos., sucesores, S. A., México.
André Coqueret (1967). Cómo se prepara y dirige una reunión, 2ª ed., Nova Terra, Barcelona.
Henri Johannot (1966) El individuo y el grupo (Las relaciones interhumanas, el papel de los líderes, el trabajo en equipo), 3ª ed., Aguilar, Madrid.
Jesús Andrés Vela, S.J. (1968). Dinámica psicológica y eclesial de los grupos apostólicos (Juveniles), Guadalupe, Col. "Respuesta humana al llamado", Buenos Aires.
Diamantino Monteiro y Manuel Tejera (1969). Dinámica de grupos (Juveniles), Técnica de Apostolado, números 64 y 65, Madrid. 
 

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