Boletín del CONCILIUM AGOSTO 2018
EL SISTEMA DE
LEGIÓN ES INVARIABLE
(Manual de la L.M., Capítulo 20)
Los socios no tienen la facultad
de variar las normas y prácticas a su capricho. El reglamento descrito es el
sistema de la Legión. Cada variación, por pequeña que sea, hace que otras sean
inevitables, hasta que se cree un organismo que en verdad lleva el nombre, pero
que posee poco más de la Legión; y que la Legión no dudaría en repudiar, aunque
se estuviera haciendo un trabajo valioso en sí mismo.
La experiencia ha demostrado que
el nombre de una organización tiene un significado poco definido para algunas
personas. Porque lo consideran como una especie de tiranía, si no se les
permite bautizar con el nombre oficial de una organización reconocida un
engendro de su propia imaginación.
A veces los
"modernizadores" proceden a alterar casi todo en la Legión conservando
su nombre. ¿No ven que tal apropiación ilegal de lo ya establecido y actuando
como miembros de la misma - sería la peor clase de robo, porque se da en el
orden espiritual?
Y cada localidad - lo mismo que
las personas - tiene cierta propensión a creerse algo fuera de lo común y con
derecho a una normativa particular; de aquí provienen de vez en cuando
insistentes ruegos para que la Legión se doblegue y ajuste su reglamento a
circunstancias tenidas como extraordinarias.
La Legión ha demostrado su
capacidad para adaptarse a toda circunstancia y lugar; pero si permitiera tales
modificaciones, se producirían lamentables consecuencias, pues casi siempre
obedecen, no a la necesidad, sino a la acción disolvente de un falso espíritu
de independencia, que, lejos de traer las bendiciones especiales del Cielo,
acaba por precipitar la desintegración. Sabemos bien que no es posible
convencer a todos de esto; pero los que se empeñen en usar del derecho de
interpretar privadamente las reglas de la Legión sepan que el honor les obliga
siquiera a no amparar con el nombre de la misma lo que no es más que una
invención suya.
Una tal falsificación bastaría
para desterrar a la Legión de una población y hasta de todo un país, y en todo
caso paralizaría su acción. Es posible que la nueva asociación esté más
perfectamente organizada que la nuestra, pero es muy dudoso que de ella resulte
tanto bien.
Se pelearía en guerrillas allí
donde María quiere la acción conjunta de un cuerpo de sus legionarios; en vez
de unirse, las fuerzas estarían desparramadas. Además, tan caprichosa manera de
escoger esto y rechazar lo otro, en que se deleitan ciertas personas, nunca
logra comunicar a la copia el encanto e inspiración que da valor al original;
del proceso quirúrgico sale un cadáver, nada más; o, a lo sumo, un mecanismo
bonito. Y, ¡qué grave será su responsabilidad, cuando se vean los desengaños y
fracasos, que han de sobrevenir!
La razón principal por la que existen los diversos consejos de la Legión es
precisamente ésta: preservar el reglamento de la misma. A toda costa
deben ser fieles al encargo que se les ha encomendado.
"El sistema de la Legión de María es de todo
punto excelente" (Papa Juan
XXIII).
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